Países como Colombia, Costa Rica y Argentina ya lanzaron visados para nómadas digitales que permiten estadías de hasta un año, atrayendo a miles de trabajadores remotos de Estados Unidos y Europa. Medellín, Ciudad de México y Buenos Aires son hoy epicentros del fenómeno, gracias a su mezcla de conectividad, cultura y costo competitivo.
La Organización Mundial del Turismo estima que en 2025 América Latina podría recibir más de 5 millones de nómadas digitales, generando un impacto económico de 5.000 millones de dólares anuales. Este perfil de viajero gasta más que el turista tradicional y suele integrarse en economías locales.
Sin embargo, no todo es positivo. La falta de seguridad en ciertas ciudades, las limitaciones de internet estable en áreas rurales y la inflación en países como Argentina amenazan con reducir la competitividad. Además, algunos gobiernos aún no han diseñado marcos fiscales claros para esta nueva economía.
¿Podrá la región consolidarse como capital global de los nómadas digitales? El reto será equilibrar hospitalidad con sostenibilidad y seguridad, para convertir una moda en una verdadera política de desarrollo.
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