​“Silver Economy y el futuro del bienestar: una agenda compartida entre Cáceres y América Latina”

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Fotografu00eda de una mesa de diu00e1logo intercontinental entre expertos europeos y latinoamericanos en Cu00e1ceres.


En el siglo XXI, la economía mundial se enfrenta a un cambio estructural tan profundo como silencioso: el envejecimiento sostenido de la población. Europa ha sido el laboratorio donde este proceso ha revelado tanto sus riesgos como sus oportunidades, y el evento celebrado recientemente en Cáceres, dedicado a la Silver Economy, ha puesto de manifiesto que el fenómeno de la longevidad puede transformarse en un motor de progreso global.

La economía plateada ya no es solo un término técnico: es una nueva manera de entender la sociedad. Representa un conjunto de sectores —salud, tecnología, vivienda, educación, turismo, servicios financieros y cuidados— que giran en torno a las necesidades, capacidades y aspiraciones de las personas mayores.

Pero sobre todo, constituye una visión económica y humanista, que busca revalorizar el papel de la experiencia y la sabiduría en un mundo dominado por la innovación digital.


Cáceres, epicentro del pensamiento sobre longevidad y sostenibilidad


Durante la semana del Congreso Internacional de Silver Economy, Cáceres se convirtió en el centro neurálgico de una conversación global que trasciende generaciones y fronteras. Expertos, instituciones, empresas y universidades de Europa, América Latina y Asia coincidieron en que la longevidad debe ser tratada como una oportunidad económica y social estratégica, y no como un problema.

Los paneles y conferencias desarrollados durante el evento abordaron temáticas cruciales:

  • el papel de la innovación tecnológica en el bienestar,
  • los nuevos modelos de atención sociosanitaria,
  • la digitalización de los servicios para mayores,
  • la inclusión laboral de las personas de más de 60 años,
  • y las políticas de cohesión territorial vinculadas a la Silver Economy.

Entre los aspectos más destacados se subrayó la importancia de crear sinergias entre Europa y América Latina, no solo en términos de transferencia tecnológica, sino también de modelos de gobernanza, educación intergeneracional y sostenibilidad económica.


América Latina ante el desafío de la longevidad


América Latina está viviendo un proceso acelerado de envejecimiento poblacional. Según la CEPAL, en 30 años la región duplicará su proporción de personas mayores de 60 años, pasando de 88 millones actuales a más de 180 millones en 2055.

Este cambio demográfico exige una respuesta estructurada que abarque no solo la salud, sino también el empleo, la inclusión digital y la innovación social.

Sin embargo, los países latinoamericanos tienen una ventaja que Europa ya perdió hace décadas: aún están a tiempo de prepararse.

Pueden anticipar el cambio con políticas públicas inspiradas en los modelos europeos, adaptándolos a sus contextos culturales y económicos, y promoviendo el emprendimiento local vinculado a la Silver Economy.

El congreso en Cáceres abrió justamente esa posibilidad. Delegaciones de Chile, Uruguay, México, Colombia y Brasil destacaron que la economía plateada puede ser una oportunidad para diversificar las economías nacionales, impulsar nuevos sectores de empleo y crear entornos de vida más saludables y sostenibles.


El papel de la innovación tecnológica y las SilverTech


Uno de los ejes centrales del evento fue el crecimiento de las SilverTech, startups dedicadas al desarrollo de soluciones tecnológicas para la tercera edad.

Desde dispositivos de salud conectados y plataformas de teleasistencia hasta programas de inteligencia artificial para el monitoreo cognitivo, la innovación se ha posicionado como el pilar de una nueva economía de la longevidad.

Cáceres sirvió como punto de encuentro entre emprendedores europeos y latinoamericanos, quienes compartieron experiencias sobre cómo adaptar estas tecnologías a contextos de menor infraestructura tecnológica o con desafíos sociales distintos.

De este intercambio surgieron posibles acuerdos bilaterales entre centros tecnológicos españoles y universidades latinoamericanas, con el propósito de fomentar la investigación aplicada en salud digital, vivienda inteligente y educación senior.


El congreso dejó clara una tendencia: la Silver Economy no puede desarrollarse de manera aislada. Requiere cooperación internacional, financiamiento estructurado y visión a largo plazo.

En este sentido, la presencia de organismos como la Comisión Europea, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la CAF permitió sentar las bases para futuros programas de cooperación que incluyan fondos para innovación social, formación profesional y desarrollo tecnológico en América Latina.

Los acuerdos en discusión apuntan a la creación de una red iberoamericana de Silver Economy, que permita compartir conocimientos, promover la movilidad académica y generar plataformas conjuntas de emprendimiento en longevidad activa.

Europa aporta experiencia, tecnología y políticas consolidadas; América Latina, en cambio, ofrece dinamismo, juventud empresarial y diversidad cultural.

Esa combinación podría resultar decisiva para construir una agenda global de envejecimiento positivo.

Nuevas perspectivas económicas: de la asistencia a la productividad senior

Uno de los principales cambios de paradigma que el evento de Cáceres puso sobre la mesa fue la necesidad de pasar de un enfoque asistencialista a uno productivo e inclusivo.

El adulto mayor no es solo un beneficiario de servicios: es también un consumidor activo, un emprendedor potencial, un mentor de generaciones jóvenes y un transmisor de conocimiento.

La Silver Economy redefine el concepto de productividad, al reconocer el valor social y económico de la experiencia acumulada.


En países como España, el Reino Unido o Alemania, se están implementando programas para retener talento senior en sectores como educación, cultura, asesoramiento técnico y gestión social.

América Latina podría adoptar estrategias similares, aprovechando el capital humano de sus jubilados y creando espacios intergeneracionales en empresas, instituciones y comunidades.

Cáceres como símbolo de un modelo sostenible y humano

Más allá de las cifras y los debates, el Congreso de Cáceres dejó una lección esencial: el envejecimiento no es el final del camino económico, sino el inicio de un nuevo modelo civilizatorio.

Uno que pone la dignidad humana en el centro del desarrollo, que impulsa la innovación con propósito y que reconoce que la prosperidad no depende únicamente del crecimiento, sino también del bienestar compartido.

La Silver Economy es una apuesta por una sociedad más justa, inclusiva y tecnológicamente avanzada, donde las personas mayores no sean invisibles, sino protagonistas de su tiempo.

En este contexto, América Latina tiene ante sí una oportunidad histórica: aprender de Europa, innovar con identidad propia y liderar una nueva economía del bienestar que beneficie a toda la comunidad global.



La alianza entre Europa y América Latina en torno a la Silver Economy no solo es estratégica; es necesaria.

Ambos continentes enfrentan retos demográficos distintos, pero comparten el mismo objetivo: garantizar que vivir más también signifique vivir mejor.

La cooperación surgida del Congreso de Cáceres abre la puerta a un futuro de oportunidades donde la edad deja de ser un límite y se convierte en una fuente de progreso, innovación y esperanza colectiva


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