​Europa y América Latina: una alianza estratégica en la nueva economía plateada global

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El III Congreso Internacional de Economía Plateada celebrado los días 30 y 31 de octubre de 2025 en Cáceres no fue un evento más dentro del calendario europeo. Fue un punto de convergencia entre regiones, disciplinas y generaciones.

Allí se reunieron representantes de gobiernos, empresas tecnológicas, universidades, instituciones sociales y organismos internacionales para debatir sobre cómo la longevidad puede convertirse en un nuevo eje de desarrollo económico global.

El concepto de economía plateada ha dejado de ser un término de nicho para convertirse en una estrategia geoeconómica. Europa, con su población cada vez más envejecida y sus sistemas de bienestar en revisión, busca nuevas formas de sostenibilidad. América Latina, por su parte, se enfrenta al envejecimiento acelerado de su población con estructuras económicas y sociales más frágiles, pero con un potencial inmenso en innovación social y cooperación multilateral.


El congreso de Cáceres evidenció que ambos continentes tienen mucho que ofrecerse mutuamente: Europa aporta experiencia institucional y tecnológica; América Latina, dinamismo social y juventud emprendedora.

La combinación puede ser decisiva para enfrentar uno de los mayores retos del siglo XXI: cómo garantizar la calidad de vida, la productividad y la cohesión social en sociedades que envejecen rápidamente.

La longevidad como oportunidad de crecimiento global

Durante las ponencias, expertos internacionales coincidieron en que el envejecimiento de la población —lejos de ser una carga— puede ser una fuente de innovación, empleo y sostenibilidad.


En la Unión Europea, la población mayor de 60 años supera ya los 130 millones de personas, lo que representa un mercado estimado en más de 4,5 billones de euros anuales en bienes y servicios asociados a la economía plateada.

Este fenómeno no se limita al ámbito sanitario. Incluye el turismo sénior, la vivienda accesible, la salud digital, la alimentación funcional, la educación permanente, la movilidad sostenible y la participación social.

El envejecimiento activo genera una nueva demanda de servicios inteligentes, pero también exige un cambio cultural: pasar del asistencialismo a la corresponsabilidad y del gasto social a la inversión en bienestar.

En América Latina, la tendencia es clara: para 2050, más de 200 millones de latinoamericanos tendrán más de 60 años, lo que abrirá un mercado emergente de proporciones inéditas.

La región está en el umbral de una transición demográfica que puede aprovecharse si se adoptan políticas públicas anticipatorias, con un enfoque innovador y solidario.


Europa lidera el modelo, pero América Latina puede reinventarlo

Europa ha avanzado en políticas públicas de envejecimiento activo y en el desarrollo de ecosistemas tecnológicos centrados en el bienestar sénior.

Programas como Ageing Europe, EIP on AHA (European Innovation Partnership on Active and Healthy Ageing) y redes de investigación en países como España, Finlandia, Francia o Países Bajos han permitido consolidar un marco institucional sólido.

Sin embargo, América Latina posee ventajas que podrían permitirle reinventar el modelo europeo con un enfoque más humano y comunitario.

En la región, las redes familiares y las estructuras comunitarias siguen teniendo un papel fundamental en el cuidado de las personas mayores. Esa base social, si se articula con innovación tecnológica y políticas de inclusión, puede ser una fortaleza competitiva.

Durante el congreso, varios ponentes latinoamericanos subrayaron que la economía plateada no debe limitarse a la asistencia o al consumo, sino convertirse en un ecosistema de innovación social.

La profesora mexicana Mariana Villalobos, especialista en políticas de envejecimiento, lo expresó con claridad:

“No se trata de copiar el modelo europeo, sino de construir una economía de la edad adaptada a nuestras realidades: solidaria, intergeneracional y basada en el respeto por la sabiduría acumulada.”


Cáceres: puente entre dos continentes


El congreso situó a Cáceres —y por extensión, a Extremadura— como un nodo geoestratégico entre Europa y América Latina.

La región española, conocida por su fuerte vocación iberoamericana y su modelo de cooperación descentralizada, fue el escenario perfecto para sellar alianzas institucionales y empresariales.

Durante el evento, se formalizaron acuerdos de colaboración entre la Junta de Extremadura, la Organización Iberoamericana de Seguridad Social (OISS), el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) y diversas universidades latinoamericanas, con el propósito de crear un Observatorio Iberoamericano de Economía Plateada.

Este observatorio permitirá compartir datos, metodologías y políticas públicas, así como fomentar proyectos conjuntos en ámbitos como salud digital, formación profesional, vivienda intergeneracional y turismo sénior.

En palabras del presidente del comité organizador, José Félix Gómez, “Cáceres se ha convertido en el laboratorio donde Europa y América Latina pueden construir un modelo común de longevidad inclusiva”.

La dimensión económica: un mercado en expansión

El impacto económico de la economía plateada fue uno de los temas más debatidos. Según la Comisión Europea, este sector representa ya más del 30 % del PIB del continente y genera más de 90 millones de empleos directos e indirectos.

En América Latina, aunque el sector aún es incipiente, las proyecciones son similares: el envejecimiento poblacional generará un nuevo mercado de servicios especializados en salud, educación, vivienda, tecnología y cultura.

Los inversores comienzan a mirar este nicho con creciente interés. Fondos europeos de impacto social y empresas tecnológicas están explorando alianzas con startups latinoamericanas dedicadas al cuidado digital, la telemedicina y la educación intergeneracional.

Plataformas de innovación abierta como AgeTech LatAm y RedEnvejecimiento están conectando a emprendedores jóvenes con la economía del bienestar sénior.

El reto, según varios analistas presentes en Cáceres, consiste en integrar este mercado emergente con una ética social que evite la mercantilización del cuidado y promueva la inclusión de los mayores en los procesos productivos y decisorios.


Empleo, talento y nuevas profesiones


Otro eje fundamental fue el del empleo plateado.

El envejecimiento de la población está transformando el mercado laboral global. Ya no se trata solo de preparar a las nuevas generaciones, sino de valorar y reintegrar a los trabajadores de mayor edad, quienes pueden aportar experiencia, estabilidad y conocimiento estratégico.

El congreso presentó iniciativas pioneras en formación dual sénior, programas de mentoría intergeneracional y reconversión digital para trabajadores mayores de 55 años.

En América Latina, estas iniciativas son todavía escasas, pero la cooperación con Europa puede acelerar su implementación.

La experta colombiana Elena Restrepo, consultora en innovación social, enfatizó que “el futuro del trabajo no puede excluir a quienes lo construyeron”.

La formación digital para mayores, los espacios de coworking adaptados y los programas de emprendimiento sénior son políticas que no solo promueven la inclusión, sino que generan un círculo virtuoso de productividad y bienestar.


Salud, bienestar y tecnología: el triángulo del desarrollo plateado


La salud digital fue otro de los pilares del evento.

Empresas europeas presentaron soluciones basadas en inteligencia artificial, sensores biométricos y análisis predictivo para la atención domiciliaria de personas mayores.

Estos avances, adaptados a contextos latinoamericanos con limitaciones de infraestructura, podrían revolucionar el acceso al cuidado en regiones rurales o con baja densidad médica.

Asimismo, se destacó el papel de la teleasistencia avanzada, la realidad aumentada en rehabilitación física y la robótica social, áreas donde la cooperación tecnológica entre Europa y América Latina puede abrir mercados conjuntos.

Más allá de la tecnología, el congreso hizo hincapié en la dimensión humana del bienestar.

La economía plateada no puede reducirse a algoritmos: debe preservar los vínculos comunitarios y la empatía como parte del tejido social.

Esa mirada humanista fue reiterada por expertos de Portugal, España y Chile, quienes insistieron en que el envejecimiento activo es, ante todo, una expresión de derechos humanos y justicia social.


Turismo, cultura y diplomacia plateada


Uno de los conceptos innovadores que emergió en Cáceres fue el de la “diplomacia plateada”, entendida como el uso del turismo, la cultura y la cooperación educativa como instrumentos de acercamiento intergeneracional e intercultural.

El turismo sénior, por ejemplo, representa un segmento en expansión: millones de personas mayores viajan cada año buscando experiencias culturales, bienestar y vínculos comunitarios.

Europa cuenta con infraestructuras y programas consolidados en este ámbito, como el Europe Senior Tourism.

En América Latina, países como Costa Rica, México y Argentina están desarrollando circuitos especializados en turismo de bienestar y envejecimiento activo, orientados a visitantes europeos.

La diplomacia plateada va más allá del turismo: es también una forma de integración cultural que puede fortalecer la relación birregional entre Europa y América Latina, fomentando la movilidad de talento, el intercambio académico y la inversión en sectores sostenibles.


El reto político: convertir la longevidad en política de Estado


Si algo quedó claro en Cáceres es que la economía plateada requiere un marco institucional fuerte.

No basta con proyectos aislados o emprendimientos innovadores: se necesitan estrategias nacionales y binacionales de largo plazo que integren salud, educación, vivienda, empleo y tecnología.

Europa ha avanzado en la creación de marcos normativos y fondos específicos para la longevidad.

En América Latina, la fragmentación institucional y la falta de datos siguen siendo un obstáculo.

Por ello, varios organismos internacionales —incluidos la CEPAL, la OISS y la CAF— plantearon la urgencia de establecer un Plan Iberoamericano de Longevidad Sostenible.

Este plan permitiría financiar proyectos piloto, desarrollar observatorios estadísticos y crear incentivos fiscales para empresas dedicadas a la economía plateada.

El objetivo sería lograr una transición ordenada hacia sociedades longevas, equitativas y resilientes.


El Congreso Internacional de Economía Plateada 2025 no solo fue un foro sobre envejecimiento: fue una plataforma de futuro.

Europa y América Latina tienen ante sí una oportunidad histórica de construir una alianza birregional basada en la longevidad y el bienestar social.

Mientras Europa aporta experiencia institucional, innovación tecnológica y capacidad de inversión, América Latina ofrece energía social, juventud y creatividad.

El siglo XXI será, sin duda, el siglo de la longevidad.

La forma en que los países enfrenten este desafío determinará su nivel de desarrollo, cohesión y justicia social.

Cáceres ha demostrado que la economía plateada no es solo una política demográfica, sino una estrategia global de sostenibilidad humana.

La cooperación euro-latinoamericana en torno a este paradigma puede marcar una nueva era: la era del bienestar intergeneracional, donde el conocimiento, la empatía y la innovación se convierten en los pilares de un desarrollo verdaderamente compartido


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