La guerra en Oriente ha reconfigurado el tablero geopolítico mundial, creando un escenario en el que América Latina vuelve a ser un territorio de interés estratégico. En medio de la tensión entre las grandes potencias, los países latinoamericanos deben definir su papel: ¿serán simples proveedores de materias primas o actores diplomáticos activos en la reconstrucción del equilibrio global? Este artículo explora cómo la región puede aprovechar su posición neutral, sus recursos naturales y su capital humano para transformarse en un interlocutor relevante entre Oriente y Occidente, evitando caer nuevamente en la trampa de la dependencia económica.
La movilidad laboral latinoamericana hacia Europa no depende solo de visas o empleadores: está profundamente ligada a decisiones políticas y diplomáticas. Este análisis explora cómo acuerdos migratorios, programas de talento y cooperación birregional pueden abrir oportunidades para trabajadores y emprendedores latinos, y advierte sobre los riesgos de repetir viejas dinámicas de dependencia.