Un movimiento telúrico de otra naturaleza es el que vivió Joe Biden el martes pasado al presentar en la Cámara de Representantes su mensaje del “Estado de la Nación”. Muy distinto el escenario al del año pasado. Entonces, a sus espaldas, dos ángeles guardianes: Kamala Harris, la vicepresidente, y Nancy Pelosi, la entonces líder de la mayoría demócrata en la Cámara baja. Ambas aplaudiendo entusiastas el mensaje de su líder. Hoy, sólo las palmas de la ex senadora de California, junto a un adusto Kevin McCarthy, al que tanto trabajo le constó convertirse en el speaker, el tercero en la línea de sucesión detrás de quien les hablaba, y de la mujer a su diestra.
No por menos, en este sentido, la agencia de calificación Fitch estima de esta forma que si se mantiene el cierre total del suministro durante el invierno, la eurozona sufrirá un impacto de entre 1,5 y 2 puntos porcentuales del PIB a lo largo del 2023. Y frente todo ello, una ciudadanía que exigirá más pronto que tarde la finalización de la guerra en Ucrania como consecuencia de la propia merma de sus capacidades económicas y de su sociedad de bienestar, o del aumento de su incertidumbre en un escenario inflacionista en un marco de colisión de diversas crisis que hoy eclosionan ante nosotros : La de los suministros, la logística, la derivada del conflicto ucraniano o la propia del cambio de modelo productivo y laboral en el marco de la denominada cuarta revolución tecnológica. Es así, como el juego del ajedrez del mandatario ruso hoy impulsa su estrategia al desgaste de la economía europea, el aumento del descontento de la ciudadanía del viejo continente o la generación del descontento ante la clase política europea ante la incapacidad de la toma de decisiones acertadas para su ciudadanía como hoy repiten constantemente los altavoces mediáticos del imperio ruso.
El vecino del norte vive hoy una evidente polarización que coloca, de un lado, a los que coinciden con los demócratas y apoyan sus iniciativas liberales; del otro, los miembros de una derecha cada vez más refractaria a los cambios, especialmente a aquellos que puedan significar la más leve afectación a sus intereses personales o de grupo.Este último grupo es la evidencia del avance y consolidación de un conservadurismo rampante que si bien ha estado presente en la historia de esta nación se ha acrecentado, motivado por la narrativa de quien hoy dibuja un escenario apocalíptico para apelar a la vuelta de “un líder salvador” que garantice una “América nuevamente grande”, compromiso que se vio truncado hace dos años con su derrota en las urnas.A casi dos años de haber juramentado en las escalinatas de “El Capitolio”, Joe Biden, aquel 20 de enero de 2021, luego del nefando intento de golpe de Estado del 6 de enero, ofreció a sus conciudadanos, “a los que me dieron su voto y a los que no”, trabajar a favor del desarrollo económico para todas y todos, y, especialmente, darle la vuelta a la página que marcaba, de manera preocupante, una polarización que, se anticipaba, evitaría un tránsito ordenado y pacífico hacia una sociedad más moderada.Ese discurso no permeó como el flamante mandatario lo deseaba.
Latinoamérica es una realidad física, geopolítica y, por tanto, jurídica, profundamente diversa. La riqueza y la fuerza latinoamericana radica, en primer término, en esa diversidad que es además reflejo de su amplitud geográfica. Pero la diversidad que nos caracteriza no tiene que traer necesariamente como consecuencia una suma imperfecta, deslavazada, que nos condene a un escenario permanente de divisiones y tensiones nacionales, con países que marchan a una velocidad por una dirección y otros que caminan a otra en direcciones contrarias.
Desde hace unos años, a raíz del cambio climático, de los problemas estructurales del sector industrial y sobre todo como consecuencia de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, se ratificó la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible, una oportunidad para que los países y sus sociedades emprendan un nuevo camino con el que mejorar la vida de todos, sin dejar a nadie atrás. La Agenda cuenta con 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, que incluyen desde la eliminación de la pobreza hasta el combate al cambio climático, la educación, la igualdad de la mujer, la defensa del medio ambiente o el diseño de nuestras ciudades.
En concreto, tras la caída experimentada en 2012, el precio se ha recuperado en Palma de Mallorca (donde se ha incrementado un 3,2%). En el caso de Las Palmas de Gran Canaria el precio se ha mantenido estable, mientras que en Orense y en Barcelona sólo han caído un 0,7% y un 0,9%, respectivamente.
El Estado controla alrededor del 68% del capital de Bankia a través de su matriz Banco Financiero y de Ahorros (BFA). El FROB abrió el concurso para buscar "al menos" un asesor el pasado 4 de febrero.