América Latina y el Caribe (ALC) ha invertido menos en infraestructura que otras regiones en desarrollo en las últimas décadas, el 1,8 % de su PIB, menos de la mitad que las economías emergentes de Asia

El BID estima que Latinoamérica debe duplicar su inversión en infraestructura

La baja inversión en infraestructura lastra la competitividad de la región y hará que alcanzar los ODS en 2030 sea un gran desafío, señala el BID
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Según datos del BID, América Latina y el Caribe (ALC) ha invertido menos en infraestructura que otras regiones en desarrollo en las últimas décadas, el 1,8 % de su PIB, menos de la mitad que las economías emergentes de Asia, por ejemplo. Así, estima el banco de desarrollo, la región necesitaría dedicar al menos el 3,12 % del PIB durante 10 años para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos en 2015 por la Asamblea General de las Naciones Unidas.


La infraestructura será uno de los temas que se tratará durante la reunión anual del BID, en charlas en las que se insistirá sobre la importancia de la “integración regional” y del aumento de la inversión en “infraestructura física y digital sostenible”, apunta el presidente del organismo, Ilan Goldfajn.


“Necesitamos expandir y actualizar nuestra infraestructura física y digital, lo digital también es muy importante para reducir costos comerciales, de transporte, y también para poder brindar a nuestros ciudadanos los servicios que legítimamente reclaman en los últimos años”, agregó. En la región, estima el BID, solo dos quintas partes de los hogares tienen acceso a Internet y solo dos terceras partes de la población tienen acceso a la banda ancha móvil.


Latinoamérica y el Caribe, precisó el presidente del BID, enfrenta “un atraso histórico” en el tema de las infraestructuras y una “brecha” tanto “en cantidad como en calidad”. Así lo demuestran datos como que más de 300 millones de personas carecen de acceso a agua potable y saneamiento seguro, más del 50 % de la población, y que el 20 % de la red vial primaria pavimentada está en malas condiciones, duplicando los valores de países desarrollados.


Goldfajn señaló además la importancia de invertir en infraestructuras que sean “resilientes al clima, especialmente en países expuestos a tormentas tropicales, tsunamis, terremotos y desastres naturales en general”. Antes de la pandemia de la covid-19, América Latina y el Caribe ya habían desacelerado la inversión en infraestructura, tanto pública como privada, una caída que coincidió con el final del auge de las materias primas y que continúa en la actualidad.


La baja inversión en infraestructura lastra la competitividad de la región y hará que alcanzar los ODS en 2030 sea un gran desafío, señala el BID. En opinión del organismo, el impulso a la inversión en infraestructura tendrá que apoyarse tanto en la inversión pública como en la privada. Por ello se necesitan reformas urgentes en los marcos legales para que exista la capacidad institucional que fomente la inversión privada.

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