Uno de cada doce habitantes del planeta es hoy iberoamericano, una realidad geográfica conformada por más de 600 millones de habitantes , lo que supone el doble de la población de EEUU y por poco casi el total de la población de todo el continente europeo. Una realidad lingüística que en el ámbito del castellano supone más de 599 millones de hispanohablantes y una economía con un PIB en Latinoamérica en crecimiento con un dato regional con expectativas de crecimiento del 2, 7% y 2, 6% para 2025 y 2026, datos que sumados al PIB de España con 3,2 suponen en datos comparativos la superación del PIB de EEUU En 2024 fijado en 2,8 y el acercamiento al 4,1% del PIB de potencias como Rusia.Pero es que la realidad de la Comunidad Iberoamericana viene a aportar además datos que ponen de manifiesto la importancia de la unión jurídica, económica y política de esta realidad en el escenario global. Hoy, la unificación de estas realidades llevarían a cabo la creación de un nuevo referente mundial que atesoraría recursos tan fundamentales como el Litio – básico para el proceso de revolución tecnológica e industrial en el siglo XXI- concentrado en su 50% en esta región, las 2/5 del cobre y la cuarta parte del niquel mundial. Elementos que sumados a la potencia en el ámbito del hidrógeno verde y las energías renovables que sitúan a España como país que formaría parte de esa comunidad convertirían a la Comunidad Iberoamericana de Naciones como uno de los líderes mundiales actuales.
Los retos que afronta Latinoamérica a nivel político, económico, educativo, medioambiental, migratorio o de seguridad serán analizados por expertos internacionales este jueves y viernes en Nueva York en el Foro Global América Latina y el Caribe 2022. El encuentro, que tendrá lugar de forma virtual y presencial, reunirá a expresidentes de la región como la costarricense Laura Chinchilla y el dominicano Leonel Fernández, ministros como el de Hacienda y Crédito Público de Colombia, José Antonio Ocampo, y representantes de instituciones internacionales, entre otros, según un comunicado de los organizadores.
El vecino del norte vive hoy una evidente polarización que coloca, de un lado, a los que coinciden con los demócratas y apoyan sus iniciativas liberales; del otro, los miembros de una derecha cada vez más refractaria a los cambios, especialmente a aquellos que puedan significar la más leve afectación a sus intereses personales o de grupo.Este último grupo es la evidencia del avance y consolidación de un conservadurismo rampante que si bien ha estado presente en la historia de esta nación se ha acrecentado, motivado por la narrativa de quien hoy dibuja un escenario apocalíptico para apelar a la vuelta de “un líder salvador” que garantice una “América nuevamente grande”, compromiso que se vio truncado hace dos años con su derrota en las urnas.A casi dos años de haber juramentado en las escalinatas de “El Capitolio”, Joe Biden, aquel 20 de enero de 2021, luego del nefando intento de golpe de Estado del 6 de enero, ofreció a sus conciudadanos, “a los que me dieron su voto y a los que no”, trabajar a favor del desarrollo económico para todas y todos, y, especialmente, darle la vuelta a la página que marcaba, de manera preocupante, una polarización que, se anticipaba, evitaría un tránsito ordenado y pacífico hacia una sociedad más moderada.Ese discurso no permeó como el flamante mandatario lo deseaba.