La Revolución de los Soñadores: El tiempo del despertar de la conciencia global

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Ciertamente, escribir un artículo previo a la publicación de un nuevo ensayo supone un reto doble, por un lado, el de la responsabilidad de poner de relieve los elementos que convergerán en la propia obra, pero por otro la capacidad de identificar las claves que motivan al creador a plasmar sus ideas en un escrito, inmutable y que una vez escrito forma parte de la colectividad sin ser ya propiedad o autoría de uno mismo, ese es en definitiva el objetivo de la palabra, ser un transmisor de pensamiento que saliendo de uno mismo se conforme en el espacio infinito del tiempo.  Y es que, el ego, es uno de los elementos que en ocasiones aparece como elemento motor de la propia creación, por ello la conciencia de la motivación real del porque y el cuándo, el propósito en sí mismo de la acción, así como el impacto de la misma deben de estar en la reflexión previa a la escritura. Y es que,  hoy toca alzar la voz ante el mundo que nos toca, dar pasos decididos en la conexión de  quienes desde la escucha, la reflexión y la posterior acción desean tomar los espacios adecuados para proponer un nuevo modelo de coexistencia en este planeta llamado tierra, máxime cuando hoy vivimos la tormenta perfecta del cambio, esa que nos puede llevar como en muchas ocasiones he escrito a un planeta insostenible y de conflictos o por el contrario a un mundo de oportunidades y de progreso compartido.  El cambio geopolítico global con la tensión entre las potencias globales por el espacio de influencia y utilización de recursos vitales para su desarrollo y predominio, El calentamiento global y la lucha contra el cambio climático, la puesta en valor de la tecnología como un medio al servicio de la humanidad para su mejora y no como una elemento de destrucción masiva de la democracia, la libertad o  de la propia comunicación e interrelación humana física, la creación de marcos para la irrupción de la IA y la gestión del Big Data para su puesta al servicio de la ciudadanía y no como un elemento de control de la misma, la generación de un espacio de desarrollo económico compartido y de progreso en un momento de crecimiento de los beneficios globales y no por el contrario de un proceso de acumulación máxima en la que un 1% de las personas del planeta retengan el 46% de la riqueza o la puesta en valor de los avances científicos, sanitarios y biotecnológicos en una transmutación del ser humano hacía la conceptualización propia del significado del Homo Deus con el vencimiento a la propia muerte con la significación que ello tendrá en los próximos años son sólo algunas de la realidades que hoy la humanidad enfrenta.


Y es que, hoy el planeta vibra en un proceso de cambio, de necesaria despertar de la conciencia global de aquellos soñadores y soñadoras que quieren construir un planeta diferente, diverso, interracial , sin fronteras y con las oportunidades de la tecnología o los avances como elementos al servicio de la eliminación de la desigualdad o el desarrollo del progreso compartido, no entiendo la tecnología o los avances únicamente como un elemento especulador y aumentador de las diferencias sociales, económicas o territoriales, sino como una herramienta capaz de generar un modelo de progreso compartido social, económico y cultural. Un despertar de la conciencia que hoy se empieza a vislumbrar en la que cada vez mayor búsqueda del ser humano de su voz interior, de su conexión con su alma y en la necesaria búsqueda de respuestas a su propio propósito de vida, a su trascendencia más allá del ruido o del modelo autolimitante aplicado o autoaplicado. Hoy la revolución de los soñadores y el despertar de la conciencia global se conecta con esa escucha activa a la vibración de un planeta y de una humanidad que debe responder a los retos que ante sí se presentan. Y es aquí, donde la identificación, la conexión y la generación de redes entre quienes desean construir un mundo mejor alcanzan todo el significado en los procesos de cooperación permanente, no por menos vivimos un mundo de necesarias alianzas y no de individualidades para poder desde la suma enfrentar tamaña gesta de transformación global.


Hoy,  vivimos un mundo, en el que la ceguera propia autogenerada o la aplicación del mundo feliz versión 4.0 de Huxley nos lleva a alejarnos de datos demoledores y reales que conceptualizan estos retos que hoy  tenemos como humanidad y ante los cuales no podemos pasar de puntillas, datos como los que arrojan que La distribución desigual de la riqueza global hoy ha determinado que en la última década El 1 % de la población acapare casi dos terceras partes de la nueva riqueza generada desde 2020 a nivel global (valorada en 42 billones de dólares), casi el doble que el 99 % restante de la humanidad,  un tiempo el que vivimos hoy en el que la mercantilización de la propia vida humana con cifras que determinan que hechos como el del aumento del tráfico de órganos humanos suponga el 10% del total de trasplantes realizados en el mundo en los últimos años – siendo la cifra real mucho mayor - o que el tráfico de personas aporte un negocio superior a los 31.000 mil millones de dólares en el último ejercicio a las mafias ilegales. Hechos, que unidos a otros como el aportado por Unicef que determina que más de 370 millones de niñas y mujeres en todo el mundo son sometidas a violaciones o explotación infantil o la existencia de más de 1.100 millones de personas en situación de pobreza extrema  ponen de manifiesto una definición de un planeta en el que conviven hoy las mayores revoluciones que el ser humano ha tenido por delante en su historia con realidades tan cruentas como las señaladas. Y como corolario a todo ello, el aumento de la corrupción en los sistemas públicos y en la política , hechos que vienen a debilitar los propios Estados de Derecho ante los tentáculos de quienes en el marco de la ilegalidad corrompen las propias democracias y por ende la esperanza de progreso de millones de personas que buscan con anhelo esos liderazgos capaces de cambiar su realidad. Así, lo señala el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) ,  que presentado por Transparencia Internacional, muestra que la mayoría de los países lograron mínimos o nulos avances en combatir la corrupción en el sector público. Algo que por doce años consecutivos marca una tendencia clave que determina que el promedio global del IPC se mantenga  sin variaciones  ofreciendo la radiografía global de corrupción en el que más de dos tercios de los países obtienen una puntuación inferior a 50.


Pero aún con todo, hoy la revolución de los soñadores esta llamada a asumir un espacio fundamental en la historia de la humanidad, esa que hoy busca dar un salto significativo en la construcción de un nuevo modelo de convivencia en conciencia y progreso compartido, una realidad a las que las generaciones presentes estamos llamados a participar para la construcción de ese otro mundo posible que sólo los que portan los sueños y la proyección de sus anhelos en su propósito de vida son capaces de lograr. Es tiempo de revolución, de cambio, de transformación y de valentía, esa que se construye desde la cotidianidad de la transformación de los cinco metros cuadrados y nos llevan de lo local a lo global en el impulso transformador de un mundo que hoy vibra para dar paso a ese despertar de conciencia global.

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