Tribuna de opinión

Prospectiva por Emilio Alberto de Ygartua y Monteverde, Rector de la Universidad Olmeca

¿Volverá Trump en enero de 2025 a la Casa Blanca, como sí lo hizo el general el 20 de octubre de 1944, comandando el desembarco de los estadounidenses en Leyte, iniciando la liberación de las Filipinas, ocupadas por las tropas japoneses?
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Un movimiento telúrico de otra naturaleza es el que vivió Joe Biden el martes pasado al presentar en la Cámara de Representantes su mensaje del “Estado de la Nación”. Muy distinto el escenario al del año pasado. Entonces, a sus espaldas, dos ángeles guardianes: Kamala Harris, la vicepresidente, y Nancy Pelosi, la entonces líder de la mayoría demócrata en la Cámara baja. Ambas aplaudiendo entusiastas el mensaje de su líder. Hoy, sólo las palmas de la ex senadora de California, junto a un adusto Kevin McCarthy, al que tanto trabajo le constó convertirse en el speaker, el tercero en la línea de sucesión detrás de quien les hablaba, y de la mujer a su diestra.


Como lo hiciera el 20 de enero del 2021, Joe Bidenhabló de darle la vuelta a la página. Convocó nuevamente a trabajar unidos para “lograr el bienestar de la Nación”. Abajo, en auditorio, tanto sus correligionarios que aplaudían de acuerdo aunscript, pero sin la fuerza del año anterior cuando todavía eran mayoría; como los republicanos, la actual mayoría, mostrando el músculo, vociferando,denostando a quien ven como su enemigo, como su antagónico. 


No son pocos los que insisten, siguiendo la guía de su líder, Donald Trump, en que el que les habla es “un mandatario espurio”, que llegó a la Casa Blancamerced a “un fraude electoral”, que no han podido demostrar, pero que es, y seguirá siendo, parte fundamental de la narrativa de su candidato, que transita por el país como si ya fuera su abanderado oficial para proceso electoral de noviembre del 2024.


Sí, la figura de quien fuera vicepresidente de los Estados Unidos evidencia el cansancio resultado de dos años intensos dentro y fuera del país. En otros tiempos, una guerra como la de Ucrania, el enfrentamiento abierto con China o la crisis económica, serían argumentos suficientes para concitar la unidad nacional como lo lograron Wilson en1917, Roosevelt en 1941, Kennedy en 1962 y Reagan en 1984. 


No, los republicanos no darán tregua. No están dispuestos a ampliarle el techo presupuestal a su antagónico “para que siga gastando en apoyos sociales; para mandar más dinero a Ucrania, o para apoyar a la OTAN.”


La guerra está declarada. Inició el 6 de enero del 2021, dos semanas antes de que el demócrata asumiera la presidencia en un escenario ríspido, sin la presencia del presidente saliente que había abandonado la residencia oficial por la puerta de atrás, llevándose documentos clasificados y asegurando a los que ahí se quedaron que volverá, como lo prometió Douglas MacArthur en 1942. ¿Volverá Trump en enero de 2025 a la Casa Blanca, como sí lo hizo el general el 20 de octubre de 1944, comandando el desembarco de los estadounidenses en Leyte, iniciando la liberación de las Filipinas, ocupadas por las tropas japoneses? Pronto lo sabremos.

Las arengas de Biden no lograron arrancar ni un aplauso de los republicanos. ¿Defender la democracia? ¿Cuál, la de los Estados Unidos, o la del mundo? Tampoco lo hicieron cuando señaló enfático que “si China amenaza nuestra soberanía, actuaremos”. 


Mucho menos aplaudieron cuando Biden convocó a “mis amigos republicanos a trabajar juntos como en el anterior Congreso”. En ese momento, la representante republicana de Georgia, Marjorie TaylorGreene, aliada de Trump, se levantó de su curul ypuso el dedo pulgar hacia abajo en signo de desaprobación a lo que el presidente les proponía.  El único momento en el que logró una tenue aprobación de sus oponentes fue cuando defendió su nacionalismo económico (propuesta muy republicana). “Comprar a estadounidense (BuyAmerican)”, planteamiento que, reconoció, no es del agrado de sus socios europeos.


¿Y del 2024, qué dijo? Ni una sola palabra. La semana antepasada hizo un tenue guiño a esa opción.Sabe que llegará a las urnas con 82 años a cuestas y que sus correligionarios consideran esto un factor desfavorable. Ningún mandatario ha atravesado la línea de los 80 años en el ejercicio de la función. ¿Quién al relevo? Kamala Harris está en la primera línea, pero totalmente desdibujada. Gavin Newsom, gobernador de California, parece una alternativa, pero está lejos de tener los apoyos necesarios para vencer a Donald Trump o a Ron DeSantis, gobernador de Florida, el único que al momento puede echar por tierra el sueño macarthiano del neoyorquino.


La lucha electoral ya inició. Donald Trump tiene un plan de trabajo para llegar al final del 2023 casi amarrado como el candidato natural de su partido, a sabiendas de que al interior de este tiene muchos detractores; sin embargo, aún estos, sus opuestos, no pueden dejar de reconocer que él representa la mayor posibilidad para volver al poder.  El discurso del expresidente está sustentado en los ataques directos a su sucesor. Insiste, ya lo dije, en lasupuesta llegada por fraude al poder, y a lo que él, y sus seguidores califican como “un gobierno desastroso, sin resultados. De un mandatario débil y cansado”.


“No vayas más allá de donde te propusiste; 

en la victoria aprende cuando detenerte”

Cuadragésima séptima Ley del Poder

                                      Robert Greene


En ese contexto, para variar, México vuelva a jugar el papel de piñata. Pese a que Andrés Manuel López Obrador insiste en tener una buena relación con Trump, la realidad es que el magnate neoyorquino no tiene amigo sino excusas. La publicación del libro “Guerra en la frontera”, escrito por Mike Pompeo, hombre muy cercano al expresidente, es parte de esa narrativa cuyo objetivo es demostrar a los electores norteamericanos, en especial a los que no votaron por el candidato republicano, que es el candidato ideal, el único capaz de poner de rodillas a los gobiernosde otros países.


Esta obra ha provocado la reacción de quien fuera nuestra embajadora en Washington, Martha Bárcenas, quien confirmó que lo revelado por el autor es cierto. El que fuera secretario de Estado entren2017 y 2021, plantea que el canciller Marcelo Ebrardaceptó el acuerdo que daría paso al polémico programa “Quédate en México”, que, por cierto, Biden ha mantenido vigente pese a la oposición del presidente mexicano. Lo que ha generado la incomodidad, diría que el enojo de la diplomática de carrera es que ella nunca se enteró de este supuesto acuerdo que tuvo el canciller mexicano con el ex secretario de Estado de Trump. El acuerdo relata Pompeo, es, “mantenerlo ensecreto”.


La exembajadora le refiere al conductor de Univisión Reporta: que hasta que aparecieron el libro “Guerras en la frontera” y las Memorias de Pompeo, pudo entender que “fui víctima de un engaño”.  Por lo anterior es que en esa entrevista “simplemente ratifico que siempre se me engañó, y que se me engaño en el sentido de no decirme que este había sido un acuerdo, una negociación entre Ebrard y Pompeo y Nielsen.” 


En el entorno del proceso electoral anticipadamente abierto por el líder moral de Morena, las declaraciones hechas por la señora Bárcenas a León Krauze, interlocutor (confidencias que le caen como anillo al dedo a quien, como su hermano Enrique, es un abierto opositor de la llamada Cuarta Transformación) son relevantes porque que ella considera que este acuerdo “cambió la llamada estrategia humanista” de López Obrador en materia migratoria. 


Va más allá cuando afirma: “Hay que ver cuáles eran las ambiciones personales de Ebrard, porque para él, y creo que ahorita la realidad lo demuestra, lo único importante ha sido el ser candidato a la presidencia y convertirse en presidente. Y todas las demás decisiones estaban sujetas a esa ambición personal.”


El presidente de la República ha salido a defender a su canciller que ha negado los señalamientos de Pompeo que encuentran una voz que confirma, la dedoña Martha Bárcenas. No omito mencionar que ella y su esposo, el diplomático en retiro, Agustín Gutiérrez Canet, no son precisamente amigos del canciller. Larenuncia de como embajadora, se especula, fue a causa de diferencias irreconciliables con su jefe, el canciller. Veremos qué efecto tiene en la selección de la mejor corcholata esta curva lanzada por Pompeo que ha bateado con fuerza la ex representante del gobierno mexicano en Turquía, Dinamarca y Estados Unidos. Continuando con un importante tema nacional, el jueves pasado el Banco de México amplió en 50 puntos base las tasas de interés que llegan a 11%, un nivel histórico. Los analistas esperaban un incremento similar al que la FED había determinado la semanan pasada (25 puntos base), sin embargo, el banco central, cuya tarea primordial es vigilar que los precios no aumenten, tomó esa decisión en razón de los datos que ese mismo día publicó el INEGI, responsable de la medición de los niveles de precios al consumidor. “Frenar la inflación es la mejor forma de contribuir al crecimiento económico”, fue su argumento.


La inflación evidenció signos de crecimiento que demuestran que los precios no están tendiendo a la baja, como se había observado en noviembre del año pasado. La canásta básica sigue mostrando esa tendencia creciente. El presidente López Obrador señaló el viernes pasado que no debe cundir el pánico, pero es evidente que el gobierno federal tendrá que vigilar que los acuerdos con el sector empresarial se cumplan con la finalidad de evitar la aplicación de medidas que todos sabemos suelen ser peores que la enfermedad como el control de precios. El mandatario manifestó su contrariedad por ladecisión del Banco de México, argumentando que el banco central “debe ver por el crecimiento económico del país”. El aumento en las tasas de interés, lo hemos señalado en este espacio, es una herramienta válida pero con efectos colaterales muy negativos: innive la inversión, desalienta la producción, provoca desempleo, todo esto derivado de la retracción del consumo.


Además, los créditos se encarecen golpeando a los adquirientes de coches, de casas, y retrayendo el uso de las tarjetas de crédito cuyos adeudos no saldados mes con mes, derivan en un incremento en los saldos y en la obligación de pago; sin embargo, esta estrategia monetarista seguida por el Banco de México, apelando a su independencia, que el presidente ha respetado en todo momento, es la mejor alternativa para frenar a la inflación que tanto daño hace, especialmente a los que menos ganan.

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