IA y empleo: la delgada línea entre creación y desplazamiento laboral en América Latina

|

Integrar recursos humanos de una empresa con la IA



Cuando se habla de inteligencia artificial, muchos imaginan robots humanoides. La realidad es menos espectacular y más profunda: algoritmos que automatizan tareas bancarias, softwares que redactan informes, sistemas de visión artificial que reemplazan inspectores de calidad en fábricas. La IA ya está en hospitales, aeropuertos, supermercados y plataformas digitales que usamos a diario.

En América Latina, la adopción todavía es desigual, pero no inexistente. Bancos en Brasil, aseguradoras en México, call centers en Colombia, supermercados en Chile y cadenas de logística en Argentina ya implementan soluciones de IA. Los cambios en el empleo no son futuros: están ocurriendo ahora mismo.


Sectores donde la IA está transformando el empleo en Servicios financieros (Brasil y México): bancos como Itaú y BBVA utilizan IA para atención al cliente y detección de fraudes, reduciendo la necesidad de personal en sucursales. El Retail (Chile y Argentina), supermercados implementan cajas automáticas y algoritmos para gestionar inventarios, reemplazando tareas de cajeros y bodegueros. En Agricultura (Colombia y Perú), drones con IA detectan plagas y optimizan el uso de agua, reduciendo la demanda de mano de obra agrícola estacional. La Logística (México), empresas de e-commerce aplican algoritmos para optimizar rutas de entrega, disminuyendo la necesidad de planificadores humanos. En la Salud (Brasil), hospitales privados emplean IA para analizar imágenes médicas, complementando (y en algunos casos desplazando) el trabajo de radiólogos.


Un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID, 2023) estimó que alrededor del 36 % de los empleos en América Latina tienen alto riesgo de automatización en la próxima década. Entre los más vulnerables: Trabajos administrativos repetitivos, Operadores de call centers, Cajeros y personal de atención al cliente, Conductores de transporte urbano, Trabajadores agrícolas en cultivos de gran escala.

Pero el riesgo no significa que esos empleos desaparezcan automáticamente: algunos se transformarán, otros requerirán nuevas competencias y otros sí serán sustituidos.


Al mismo tiempo, la IA abre oportunidades laborales:

  • Ingenieros de datos y especialistas en machine learning.
  • Analistas de ciberseguridad.
  • Diseñadores de interfaces humano–máquina.
  • Técnicos en mantenimiento de robots y sistemas automatizados.
  • Profesionales en ética y regulación de la IA.

Startups como Rappi (Colombia) o NotCo (Chile) emplean a miles de jóvenes en áreas tecnológicas vinculadas a la IA. La región todavía no genera suficientes profesionales para cubrir la demanda, lo que crea una paradoja: mientras algunos empleos desaparecen, otros quedan vacantes por falta de capacitación adecuada.


El gran reto está en la formación del talento. Según el WEF (Foro Económico Mundial, 2022), más del 50 % de los trabajadores en la región necesitará adquirir nuevas competencias en los próximos cinco años. Sin embargo, la mayoría de universidades latinoamericanas sigue ofreciendo programas tradicionales desconectados de estas demandas.

Algunas excepciones marcan el camino, Tec de Monterrey (México)  ofrece programas en ciencia de datos e IA aplicados a negocios, Universidad de São Paulo (Brasil) lidera investigaciones en ética de la IA, Universidad de los Andes (Colombia): desarrolla proyectos de IA en alianza con empresas de software, Pontificia Universidad Católica de Chile integra IA en proyectos de energías renovables y salud digital.

Aun así, estas iniciativas son minoría frente al conjunto del sistema universitario regional.


La mayoría de países latinoamericanos carece de una estrategia nacional clara para enfrentar los impactos laborales de la IA. Chile: lanzó en 2021 una Política Nacional de IA con enfoque en capacitación laboral. Brasil: aprobó un plan de innovación tecnológica que incluye incentivos fiscales para empresas que contraten jóvenes en sectores de IA. Colombia: discute una estrategia de IA enfocada en productividad agrícola y formación técnica.

Aun así, los programas son incipientes y poco articulados con las necesidades del mercado laboral.


La expansión de la IA plantea preguntas críticas para América Latina:

  • ¿Quién gana y quién pierde? Los sectores altamente calificados se benefician, mientras los trabajadores con menos formación son los más expuestos.
  • ¿Se ampliará la desigualdad? Si solo las élites acceden a empleos de alta tecnología, las brechas sociales se profundizarán.
  • ¿Qué pasa con la informalidad? En una región donde más del 50 % de los empleos son informales, la IA puede reforzar precariedades si no hay regulación.

El sociólogo uruguayo Nicolás Bentancur lo resume así: “La IA no es en sí misma una amenaza, pero en un continente con alta desigualdad puede ser el combustible de nuevas exclusiones”.


Existe una tendencia a pensar que la IA “inevitablemente” reemplazará empleos. Sin embargo, la tecnología no actúa en el vacío: depende de decisiones políticas, empresariales y sociales.

Japón, por ejemplo, usa robots para complementar la atención en hogares de ancianos, no para sustituir trabajadores, sino para reducir cargas físicas. ¿Por qué no pensar en modelos similares en América Latina, donde la IA podría apoyar en sectores críticos como salud, educación o agricultura sostenible?

Call centers en Colombia: Medellín y Bogotá fueron polos de empleo juvenil en atención telefónica. Hoy, con chatbots y asistentes virtuales, miles de puestos están en riesgo. Jóvenes que antes trabajaban en turnos de madrugada para atender clientes en EE.UU. ven cómo la IA hace el mismo trabajo en segundos.

Agricultura inteligente en Argentina: en Mendoza, viñedos utilizan drones con IA para monitorear cultivos. Esto redujo la contratación de peones temporales, pero abrió puestos para jóvenes técnicos en drones y análisis de datos.

Fintech en México: empresas como Konfío y Klar emplean algoritmos de IA para otorgar microcréditos a pymes. Se redujo la demanda de analistas de riesgo, pero se generaron nuevos empleos en desarrollo de software y análisis predictivo.


La inteligencia artificial representa tanto una amenaza como una oportunidad para el empleo en América Latina. Puede desplazar miles de puestos en sectores rutinarios, pero también crear nuevos trabajos en áreas de alta especialización. El futuro no está escrito en el código de los algoritmos, sino en la capacidad de gobiernos, universidades y empresas para diseñar políticas inclusivas, invertir en formación y garantizar que los beneficios de la tecnología no se concentren en unos pocos.

En otras palabras: la IA no decidirá el destino del trabajo en la región; lo decidirán las sociedades que la adopten. Y esa decisión definirá si se convierte en motor de desarrollo o en amplificador de desigualdades.


Sin comentarios

Escribe tu comentario




No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes. Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.